¿Estás seguro de que lo que sientes es realmente tuyo? ¿Y si algunas de tus emociones, lejos de ser una reacción natural, fueran una respuesta aprendida?
La psicología social y la psicología cultural nos invitan a mirar más allá de la experiencia individual. Porque aunque las emociones tienen una base biológica, también están profundamente influenciadas por el contexto social y cultural en el que vivimos.
Emociones aprendidas: ¿cómo nos enseñan a sentir?
Desde pequeños, no solo aprendemos a caminar o hablar. También aprendemos a sentir. Observamos a los adultos, absorbemos sus reacciones, notamos qué emociones son aceptadas y cuáles generan rechazo. En muchas familias, por ejemplo, la tristeza se esconde, el enfado se reprime y la alegría solo se muestra en ciertas ocasiones.
Así, la cultura emocional de nuestro entorno moldea nuestro mundo interno. Las emociones no se expresan igual en todas las culturas, ni siquiera dentro de la misma familia. Lo que se considera una reacción “apropiada” depende del sistema de valores que nos rodea.
El contexto como molde emocional: lo que Goffman nos enseñó
Erving Goffman, sociólogo canadiense, propuso una metáfora que sigue vigente: la vida social es como una obra de teatro. Cada persona interpreta un papel y adapta su comportamiento —y sus emociones— a la escena. Según con quién estemos, dónde nos encontremos o qué se espera de nosotros, modulamos lo que sentimos o al menos cómo lo mostramos.
En este “teatro emocional”, muchas veces no sentimos lo que sentimos, sino lo que creemos que deberíamos sentir.
Las emociones no significan lo mismo en todas partes
La antropóloga Catherine Lutz demostró, a través de sus investigaciones interculturales, que las emociones tienen significados diferentes según la sociedad. En algunas culturas, la rabia puede verse como signo de dignidad; en otras, como una amenaza a la armonía. Lo mismo ocurre con la tristeza, el entusiasmo o el orgullo.
Esto nos obliga a cuestionar una idea muy extendida: que las emociones son universales. Si bien todos los seres humanos experimentamos emociones, la forma en que las entendemos, valoramos y mostramos varía enormemente según el contexto cultural.
¿Qué implica todo esto en nuestra vida cotidiana?
Comprender que nuestras emociones están moldeadas por la cultura no significa que sean falsas. Significa que podemos empezar a observarlas con más conciencia. Preguntarnos, por ejemplo:
- ¿Esta emoción que siento me representa… o la aprendí por repetición?
- ¿Reprimo lo que siento por miedo al juicio?
- ¿Qué sentiría si no existieran expectativas sociales sobre mi respuesta?
Hacer este tipo de reflexiones nos permite recuperar el poder sobre nuestro mundo emocional y vivir nuestras emociones con más autenticidad y menos automatismo.
Entender tus emociones es entender tu cultura
Detrás de cada emoción que sientes hay una historia: de tu familia, de tu sociedad, de tu generación. Al explorar esa historia, puedes comprender mejor no solo lo que sientes, sino por qué lo sientes así.
Si te interesa seguir explorando cómo las emociones están influenciadas por la cultura, la sociedad y las normas invisibles que nos rodean, te invitamos a profundizar en nuestro canal PsyLife
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