En un mundo donde el deseo parece sinónimo de urgencia, hablar de una forma de intimidad basada en la lentitud, la conexión emocional y el no llegar a un clímax parece casi subversivo.
Y sin embargo, Karezza no es una invención moderna. Es una práctica con más de un siglo de historia… aunque pocos la recuerdan.
¿Qué es Karezza realmente?
Karezza es una forma de sexualidad consciente en la que se busca la unión emocional, energética y corporal sin que el orgasmo sea el objetivo.
La palabra proviene del italiano carezza, que significa “caricia”.
A diferencia del sexo convencional, Karezza propone un ritmo más suave, más lento, más atento, donde lo importante no es el “final”, sino el camino: la presencia, la respiración, el vínculo.
Es una invitación a sentir sin correr, a amar sin perderse, a vivir la intimidad como un arte cotidiano y no como una descarga automática.
El origen olvidado: Alice Bunker Stockham y la revolución íntima
Pocos saben que Karezza tiene raíces en el siglo XIX y fue propuesta por una médica pionera: Alice Bunker Stockham.
Fue una de las primeras ginecólogas tituladas en Estados Unidos y, además, una de las primeras mujeres en hablar abiertamente de sexualidad femenina desde un enfoque ético, espiritual y médico.
En su libro Karezza: Ethics of Marriage (1896), Stockham planteó que el acto sexual podía ser una fuerza regeneradora en la pareja… pero solo si se vivía desde la ternura, la moderación y la conciencia mutua.
En plena época victoriana —donde la sexualidad era un tabú o una obligación marital—, sus ideas fueron revolucionarias. Propuso que el verdadero placer no está en el clímax, sino en el encuentro sostenido. En la energía compartida. En la complicidad silenciosa.
No es abstinencia, no es tantra: es otra cosa
Aunque Karezza pueda recordar a prácticas como el sexo tántrico o el taoísmo sexual, su origen y enfoque son diferentes:
- No busca reprimir el deseo, sino transformarlo en vínculo.
- No es una práctica religiosa ni requiere rituales complejos.
- Se puede aplicar en la vida cotidiana, sin técnicas exóticas, solo con presencia, afecto y escucha mutua.
En este sentido, Karezza es profundamente occidental… y profundamente necesaria en un mundo hiperestimulado y desconectado.
¿Por qué hoy vuelve a tener sentido?
Vivimos tiempos de hiperconexión digital y desconexión emocional.
De gratificación inmediata. De relaciones rápidas, desechables, a veces vacías.
Y en medio de eso, Karezza propone una revolución suave:
una forma de amar que no agota, que no exige, que no corre.
Una forma de compartir que regenera, que calma, que conecta.
Es más que una técnica. Es un estado. Un ritmo.
Un recordatorio de que el amor no necesita prisa para ser intenso.
¿Te gustaría explorar esta práctica?
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En resumen
Karezza no es una moda nueva, es una sabiduría antigua que habíamos olvidado.
Y tal vez ahora estemos listos para recordarla.
Porque en tiempos de exceso, amar con calma es un acto profundamente revolucionario.